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El sombrero de Panamá

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Elegido hace tiempo por profesionales maduros del golf, elegantes expertos en carreras de caballos y jubilados de clase media, el sombrero panamá es el rey de los accesorios veraniegos para cubrir la cabeza, y tal vez el único icono del guardarropa masculino que procede de Ecuador. En su formato moderno fue una pieza esencial en la edad de oro de la moda masculina, desde la década de 1930 hasta comienzos de la de 1950.

Era del gusto de los actores de cine, entre ellos Humphrey Bogart y Gary Cooper; de los políticos, incluidos Winston Churchill y Harry Truman; y de personajes tan diversos como Salvador Dalí y Frank Sinatra. No obstante, la historia de este sombrero se remonta a varios siglos atrás.

Está claro que los incas sabían muy bien mantenerse frescos. En el siglo XVI fueron los primeros en llevar sombreros de estilo panamá. Llamándolos paja toquilla, estaban confeccionados con hojas de palma y protegían del intenso sol. Entonces, como ahora, las hojas eran deshechas en tiras no más gruesas que un hilo y entretejidas en una urdimbre tan prieta – algo así como 1.200 pasadas, o carreras, por cada 2,5 centímetros cuadrados – que el resultado parecía lino.

Todos están hechos a mano – no existen dos iguales – y cada artesano, un gremio en extinción, puede emplear meses en un único sombrero.

EL VAQUERO EL AUTENTICO BÁSICO

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Ni siquiera Levi´s sabe exactamente el motivo por el cual el 501 se llama así. Hasta alrededor de 1890, en la etiqueta de cuero de la versión original, con trabilla ajustable trasera y botones para los tirantes, figuraba la denominación XX, en referencia a que se había usado sarga de la más alta calidad en su confección. A partir de 1886 apareció en los pantalones de la marca el famoso logo con los dos caballos tirando de para intentar desgarrar, sin éxito, un par de Levi´s: una buena representación de la resistencia del producto para cualquiera que no hablase inglés. Aunque la nueva versión del modelo original – lote patentado como 501 de monos de trabajo hasta la cintura (así era como se denominaban entonces los vaqueros) con remaches – apareció cuando faltaba menos de una década para el nuevo siglo, por qué se esfumó en 18 de abril de 1906, fecha en la que la sede general y los archivos de la compañía Levi´s Strauss & Co. quedaron destruidos en el terremoto que devastó gran parte de San Francisco. Lo que sí se sabe es que el número 5 correspondía a las prendas de primera categoría.

Los vaqueros, posiblemente la prenda de ropa más representativa del siglo XX, fueron concebidos por Jacob Davis, un inmigrante lituano que trabajaba como sastre para obreros del ferrocarril. Cuando le encargaron que confeccionase unos pantalones de faena resistentes, se le ocurrió la idea de colocar remaches en los puntos de tensión de los que entonces eran unos pantalones estilo vaquero hechos de sarga o dril blancos. Pero necesitaba un socio para sacar adelante su proyecto. En 1873 él y Levi Strauss, inmigrante bávaro, mayorista de artículos de confección, patentaron el remache gracias al dinero de Strauss. El resultado fue el primer vaquero.

El blazer

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Hace tiempo que el blazer parece llevarse de maravilla con una corbata de la viaje escuela y un cierto empaque. Este tipo de chaqueta semiformal y deportiva, lucida en los yates o en los partidos de polo, resulta una indumentaria respetable cundo la porta David Nives en Muerte en el Nilo (1978) o el James Bond de El Hombre de la pistola de oro (1974), pero tal como la lucía Humphrey Bogart en Cayo Largo (1948) parecía más una gastada prenda de marinero.
Aunque el blazer se suele combinar con chinos y mocasines para lograr una elegancia informal, tiene su origen en el disciplinado entorno de la Marina Real Británica. Antes de que la normativa introdujera el uniforme azul y blanco para todos los miembros de la Royal Navy, no era raro que cada capitán decidiese la apariencia que debía tener su tripulación. A mediados del siglo XIX, esta costumbre permitió al capitán Wilmott del HMS Harlequin pagar para que todos sus hombres fueran vestidos de arlequines. Igualmente, el capitán del HMS Vernon (en honor a un almirante del siglo XVIII) ordenó a la tripulación vestir levitas de sarga roja. En 1837, cuando el capitán del HMS Blazer oyó que la nueva reina, Victoria, inspeccionaría su barco, engalanó a la tripulación con camisetas marineras de rayas azules y blancas y chaquetones cortos cruzados de color azul marino y con botonadura negra de un estilo conocido como reefer ( en inglés, reefing es la operación de reducir de velamen expuesto al viento).

El blazer cruzado con coberturas laterales en color azul marino pasó a formar parte de una moda náutica inspirada en el poderío naval de la Gran Bretaña forjada de imperios del siglo XIX.